En tus ojos sabor canela – chocolate,
ácidas caían
las gotas tenues y pálidas de la noche.
Mi sorpresa...
El juguete parpadeó su luz celeste fría
y con la última lágrima
arrancada de tus labios
se esparció polvo de tiza
sobre mi mirada.
Así al trasluz de la cristalina música
el piano tiñó la habitación
donde reinabas.
Mamá te subió a upa desde el cielo
con ese olor sabroso
de manzanas.
Otra vez polvo de tiza humedecido
desenredó tus rulos de banana
y al calor bien verde del juguete
saboreaste su nana.
Arrorró temprano que el duende se duerme.
Arrorró caliente con aroma a casa.
Arrorró dos, quince, y rueditas de oro.
Arrorró mi niña, en su cuna de agua.
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